Page 70 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
P. 70
berlo mordido, y se quedó mirándolo. No había
comprendido lo que le había dicho el vendedor.
Estaba turbado. No estaba preparado para que le
tratasen de ese modo los extraños. A bordo de la
nave nadie se metía con nadie, no se gastaban bro‐
mas de mala ley; uno hacía su trabajo, iba a sus
cosas, y nada más. Así tenían que obrar los que
tenían que convivir hasta la muerte con los mismos
hombres y mujeres en una astronave.
Pero el vendedor no se marchaba. Parecía di‐
vertirse de lo lindo.
—Tú eres astronauta, ¿verdad?
Habíase formado un corrillo que rodeaba a los
actores de aquella escena callejera.
Alan asintió con la cabeza.
—Te enseñaré cómo se hace —dijo el vendedor
burlón, quitándole el plátano, mondándolo y
volviéndoselo a dar—. Cómetelo así. Sin la piel está
mejor.
Uno de los del corro de mirones dijo:
—¿Qué hace en la ciudad este mozo? ¿Se ha
escapado del Recinto?
Y otro:
—¿Por qué no está en el Recinto con sus com‐
pañeros?
Crecía la confusión de Alan ante los mirones. No
69

