Page 75 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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—¿Qué será esto?
El ser extraterrestre respondió:
—Soy tan forastero como tú, pero me figuro que
es una casa de juego.
Alan se registró los bolsillos.
—Si tuviera tiempo, me gustaría entrar. Pero…
—Adelante, amigo, adelante —canturreó el
robot, y su voz metálica sonaba casi como la voz
humana—. Entre. Con un crédito puede ganar diez,
con cinco, cien créditos.
—Entraré otro día — dijo Alan.
—Pero, amigo… con un crédito puede ganar…
—Ya lo he oído.
—…diez —siguió diciendo el robot como si tal
cosa—. Con cinco, cien créditos.
Y el robot avanzó de lado para no dejar pasar
por la calle a Alan.
—¿También habré de tener una agarrada con‐
tigo? A lo que parece, en esta ciudad todo el mundo
intenta vender algo.
El robot, invitador, señalaba hacia la puerta.
—¿Por qué no lo prueba? —decía con voz me‐
losa—. Es el juego más sencillo que se ha visto.
¡Ganan todos! Entre usted, amigo.
A Alan se le agotaba la paciencia y fruncía el
ceño. Le estaba poniendo fuera de sí la incesante
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