Page 72 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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Se abrió paso empujando con el hombro a los
que se lo impedían y antes de que los mirones pu‐
dieran decir o hacer algo, ya había recorrido media
calle. Luego se perdió entre los transeúntes. Le fue
fácil hacerlo, pese al llamativo uniforme que lleva‐
ba. ¡Pasaba tanta gente!
Pudo andar un buen rato sin que le molestara
nadie, sin volver la cabeza para mirar atrás, y pensó
que ya no le molestarían. Miró a Rata. El pequeño
ser extraterrestre, como de costumbre, iba abismado
en sus pensamientos, en sus misteriosos
pensamientos.
—¡Rata!
—¿Qué?
—¿Por qué hace eso la gente? Soy forastero.
—Porque eres forastero, precisamente. No les
gustas por eso. Tú tienes al mismo tiempo trescien‐
tos años y diecisiete. No entienden esto. A esa gente
no les gustan los astronautas. Los habitantes de esta
ciudad no irán nunca a las estrellas para verlas,
Alan. Para ellos las estrellas no son más que
puntitos de luz que ven a través de la niebla noc‐
turna. Te envidian, y, para que sepas lo mucho que
te envidian, hacen esas cosas.
—¿Por qué esa envidia? Si supieran la vida que
llevamos los astronautas, si supieran que luchamos
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