Page 74 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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gistro de ciudadanos. Se decía que el tiempo vuela

              y que la Valhalla iba a partir dentro de dos días.

                   Se cruzaba con muchas personas, pero ninguna


              tenia aspecto tan amable como para contestar a la

              pregunta que él quería formular. Se detuvo.

                   —¡Pase, señor, pase! ¡Entre usted aquí! — decía


              una  voz  fría  y  metálica  casi  detrás  del  oído  iz‐

              quierdo del joven.


                   Asustado,  Alan  volvió  la  cabeza  hacia  la  iz‐

              quierda y vio a un robot delante de la puerta de lo

              que parecía un comercio.


                   —¡Pase,  señor,  pase!  —  repitió  el  robot  en  voz

              más  baja,  como  si  se  diera  cuenta  de  que  Alan  le


              escuchaba —. Con un crédito puede ganar diez, con

              cinco, cien créditos. ¡Entre usted, amigo!

                   El  joven  se  acercó  más  y  echó  una  mirada  al


              interior del establecimiento. A través del cristal de

              la puerta pudo ver vagamente largas filas de mesas.

              Delante  de  todas  estas  mesas  se  sentaban  algunos


              hombres. De dentro salía la voz de otro robot que

              cantaba números sin parar.

                   —No  se  quede  parado,  amigo  —dijo  el  robot


              que estaba en la calle—. La puerta se ha hecho para

              entrar. Pase usted.


                   Alan  tocó  con  el  codo  a  Rata  y,  picado  por  la

              curiosidad, preguntó:



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