Page 395 - Una orbita cerrada y compartida - Becky Chambers
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—Sí. El cuerpo se descompone y los nutrientes
vuelven a la tierra. En una ocasión oí a uno de los
hermanos hablar de esto. Le gustaba la naturaleza
cíclica de los entierros.
Jane cogió una calavera, la acunó en las manos e
intentó imaginar la tez de una niña pequeña que le
devolvía la mirada. «¿Qué habrías querido? ¿Qué
querría yo?». Era algo en lo que nunca había
pensado. ¿Qué hacían con los cuerpos en la fábrica?
Se imaginó que, fuera lo que fuera, no intervendría
ello ni el honor ni la pena. Las niñas muertas
seguramente no serían más que basura como el resto.
Puso la palma de la mano donde habría estado el
cuero cabelludo de la niña. Algo pesado y frío le llenó
el pecho. «Tú no eras basura», pensó. Repasó el
hueso con los dedos y acarició los surcos blancos
cubiertos de tierra. «Tú eras buena y valiente y lo
intentaste».
—¿Qué hace la gente viva en los funerales? —
preguntó.
—No estoy del todo segura del procedimiento. Sé
que hablan sobre la persona que murió. También
limpian los cuerpos. Hacen que tengan el mejor
aspecto posible. Hay música. La gente comparte los
recuerdos que tienen de la persona. Y suele haber
comida.
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