Page 510 - Una orbita cerrada y compartida - Becky Chambers
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El laru la observó; balanceó el cuello pensativamente.
—Ven —dijo; se levantó y le hizo un gesto para que
lo siguiera. Oouoh volvió al almacén, donde
trabajaba el cocinero. Abrió un armario de dos
puertas y señaló el interior.
Jane entró. En el armario había varias jarras
pequeñas y botellas, todas etiquetadas con palabras
que sabía leer pero no reconocía. Hoja de bayachacada.
Arretripa de tierra. Sal de río. No entendía.
Los ojos de Oouoh se desviaron hacia las jarras, y de
vuelta a Jane.
—Son especias —dijo—. ¿Sabes lo que son?
Jane negó con la cabeza.
—Estrellas —murmuró Oouoh. Cogió un bote de
cristal («Yekeni Pepper», ponía en la etiqueta), y
retiró la tapa—. Extiende la mano —dijo. Jane
obedeció, y Oouoh esparció en la palma una pequeña
porción de un polvo amarillo y duro—. Vamos,
pruébalo.
Jane fijó la mirada en los grumitos. Eso… no era
comida. No sabía qué era. Lo olió. Las fosas nasales
se le dilataron como respuesta. Con timidez, sacó la
punta de la lengua y probó aquellos misteriosos
granos.
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