Page 567 - Una orbita cerrada y compartida - Becky Chambers
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muchísimo no haberte dicho a dónde fuimos… pero
creo que me perdonarás.
Le pasó su escrib a Pepper. Este también estaba
conectado al pedestal, y tenía en marcha un
programa de vídeo. Sin embargo, la pantalla estaba
en blanco.
La vista de Sidra se desvió, se fue a un lugar lejano
que requería una concentración profunda. Un
instante después, Pepper escuchó el clic de las
cámaras. Giraron hacia ella e hicieron zoom a toda
prisa.
El escrib se iluminó. Apareció una imagen, y en un
instante la habitación se quedó sin aire, no había
suelo debajo de ella. Pepper se habría caído de no
haber estado sentada. Y aun así sentía que iba a caer
de todos modos, pero ahora había un par de brazos
que la sostendrían al final de la caída; un par de
cálidos brazos que siempre había imaginado pero
nunca pudo sentir.
—Oh —dijo Pepper muda de emoción—. Oh,
estrellas…
La vox se encendió. La cara del escrib era pura
alegría.
—Jane —dijo Lechuza—. Ay, ay, cariño, no llores.
Todo va bien. Estoy aquí. Ya estoy aquí.
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