Page 236 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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al sótano. Dijo a Lou que deseaba saber la hora que
era, pero lo que en realidad quería era saber cuándo
hacía Beth su siesta. Entonces salía y atisbaba a
Catherine a través de la ventana.
Unos días estaba tendida en el sofá leyendo una
revista, y entonces él no obtenía ninguna
satisfacción. Pero al día siguiente planchaba y, por
alguna razón, cuando lo hacía siempre se quitaba
parte de la ropa. Otra vez se duchaba y, después,
permanecía desnuda junto a la ventana posterior. Y
en una ocasión se había tendido desnuda en el
dormitorio, debajo de la lámpara solar de Lou. Eso
sucedió una tarde nublada en que no bajó
totalmente las persianas. Él se quedó fuera durante
treinta minutos sin moverse siquiera.
Los días transcurrieron. La lectura había sido
casi totalmente olvidada. La vida se había
convertido en una interminable y morbosa
aventura. Casi todas las tardes, a las dos en punto,
y tras haber esperado una o dos horas lleno de
intranquilidad, salía al patio y daba la vuelta a la
casa, encaramándose al alféizar de todas las
ventanas y escudriñando a través de ellas en busca
de Catherine.
Si ella estaba parcial o completamente desnuda,
consideraba el día como un éxito. Si estaba, como
sucedía la mayor parte de los días, vestida y
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