Page 328 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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                   Se  incorporó  con  un  grito,  súbitamente


            despierto. Una alfombra de luz arrancaba destellos


            del suelo de cemento; se oía un atronador estrépito


            en  las  escaleras.  Contuvo  la  respiración.



            Interceptando la luz, apareció un gigante.


                   Scott se lanzó de cabeza sobre la esponja, buscó


            el  borde  a  tientas  y  saltó  al  suelo  en  cuanto  lo


            encontró.  El  gigante  se  detuvo  y  miró  a  su


            alrededor, con la cabeza muy cerca del techo, muy


            por  encima  de  él.  Scott  cayó  de  bruces  sobre  el


            cemento y se puso en pie, tropezó con la enorme


            túnica y cayó de nuevo. Volvió a levantarse con los


            ojos clavados en el gigante, que seguía inmóvil con



            los  grandes  brazos  en  las  caderas.  Cogiéndose  el


            borde de la túnica con las manos, Scott se internó en


            el  frío  suelo  con  los  pies  desnudos,  ya que  había


            dejado las sandalias junto a la esponja.


                   Dos metros más allá, los pliegues de la túnica se


            escaparon de sus manos y tropezó nuevamente. El


            gigante se movió. Scott reprimió una exclamación



            de horror y retrocedió, agitando un brazo. No había


            posibilidad de huida. El suelo se estremeció con los


            pasos  del  gigante.  Horrorizado,  Scott  vio  que  los


            enormes zapatos del gigante se estrellaban sobre el






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