Page 1030 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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sobre cosas que fueron consagradas a falsos dioses.
El último porteador pasó y se perdió entre las
murallas.
—Me gustaría verlo —dijo Castelar. Fue un
impulso—. ¿Por qué no? Me uniré a vos.
Tanaquil estaba anonadado.
—¿Qué?
—No os molestaré. Me limitaré a mirar.
La renuencia era inconfundible.
—Primero debéis obtener permiso.
—¿Por qué? Tengo la graduación. Nadie me lo
negará. ¿Qué tenéis en contra? Pensé que os agradaría
algo de compañía.
—Os resultará tedioso. A los otros les pasó, Ésa es la
razón por la que me dejan solo en la tarea.
—Estoy acostumbrado a estar de guardia. —Rió
Castelar.
Tanaquil se rindió.
—Muy bien, don Luis, si insistís… Reunios conmigo
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