Page 1032 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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capturar al mismísimo rey de los paganos y obligar a su

           país a pagar tributo. Ningún hombre o demonio podría


           pasar  sin  permiso,  ni  detenerlos  cuando  volviesen  a

           ponerse en marcha.



                 Conocían  a  Castelar  y  lo  saludaron.  Fray  Tanaquil

           esperaba, con una linterna en la mano. Guió al caballero


           bajo una dintel esculpido en forma de serpiente, aunque

           ninguna serpiente igual había alterado jamás el sueño de

           un hombre blanco, al interior del edificio.



                 Era  grande,  con  múltiples  cámaras  de  bloques  de


           piedra  cortados  y  ajustados  con  exquisita  precisión.  El

           techo era de madera, porque había sido un palacio. Los

           españoles  habían  añadido  a  las  entradas  exteriores

           puertas  resistentes  allí  donde  los  indios  habían  usado


           cortinas de caña o tela. Tanaquil cerró aquélla por la que

           habían entrado.



                 Las  sombras  llenaban  las  esquinas  y  se  agitaban

           informes  sobre  murales  que  los  sacerdotes  habían


           desfigurado  píamente.  El  cargamento  de  hoy  se

           encontraba en la antecámara. Castelar vio el relucir más

           allá. Se preguntó medio mareado qué cantidad de metal

           precioso habría allí.



                 Debía contentarse por el momento con recrearse con



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