Page 662 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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la derecha del rey, Sibicho el vándalo, le susurró algo al
oído. Ermanarico asintió.
—Entonces sentaos —dijo—. Beberemos y
comeremos.
—No —se negó Tharasmund—. No tomaremos ni tu
sal ni de tu jarra hasta que no estés en paz con nosotros.
—Eres muy atrevido.
El Errante levantó en alto su lanza. Se hizo el silencio,
por lo que el crepitar de los grandes fuegos se oyó más
fuerte.
—Si sois sabio, rey, oiréis a este hombre —dijo—.
Vuestra tierra sangra. Lavad las herida y aplicad las
hierbas antes de que se hinche y enferme.
Ermanarico lo miró a los ojos y contestó.
—No soporto los insultos, anciano. Le escucharé si
controla la lengua. Dime en pocas palabras lo que quieres,
Tharasmund.
Aquello fue como una bofetada en la mejilla. El
tervingo tuvo que tragar tres veces antes de exponer sus
exigencias.
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