Page 660 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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soplar el cuerno y llegaron a pleno galope.
El empedrado resonaba, los caballos relinchaban
mientras los tervingos entraban en el patio real. Un
número igual de guardias permanecía apostado frente al
salón, las cabezas de lanza relucientes entre pendones
caídos.
—¡Queremos hablar con vuestro amo! —rugió
Tharasmund.
Era un insulto bien escogido, como si lo hombres que
allí se encontraban no fuesen libres sino esclavos, como
perros o romanos. El capitán enrojeció antes de
responder:
—Algunos podréis entrar, pero el resto tendrá que
retirarse.
—Sí, hacedlo —le murmuró Tharasmund a Liuderis.
El viejo guerrero gruñó:
—Bien, lo haremos, ya que ponemos nerviosas a tus
tropas… pero no nos alejaremos mucho, ni esperaremos
mucho a saber si nuestros líderes están a salvo de
traiciones.
—Hemos venido a hablar —se apresuró a decir el
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