Page 664 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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capa azul caía sobre sus hombros como un par de alas.



                 —Escuchadme  —dijo—.  Los  dioses  son  justos.


           Traerán  destrucción  a  los  que  se  mofan  de  la  ley  y

           aplastan a los débiles. Ermanarico, escucha antes de que

           sea demasiado tarde. Escucha antes de que tu reino sea

           destruido.



                 Un  murmullo  de  agitación  recorrió  el  salón.  Los


           hombres  se  movían,  hacían  gestos,  agarraban  las

           empuñaduras  para  confortarse.  Los  ojos  se  movían

           blancos entre el humo y la oscuridad. Había hablado el


           Errante.



                 Sibicho tiró de la manga del rey y le susurró algo más.

           Ermanarico asintió. Se inclinó hacia delante, con el índice

           recto como un cuchillo, y habló fuerte para que su voz

           resonase en la madera.




                 —Has  sido  recibido  en  casas  de  mi  reino,  anciano.

           Malo es que me amenaces. Y eres poco inteligente, por

           mucho que digan de ti los niños, viejas e idiotas, si crees

           que  te  temo.  Sí,  dicen  que  eres  el  mismísimo  Wodan.


           ¿Qué me importa? No confió en dioses etéreos, sino en la

           fuerza que me pertenece.



                 Se puso en pie. Sacó la espada reluciente.




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