Page 693 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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han decidido. Mejor que sigas los deseos de Weard.



                 —Siempre  has  sido  imprudente  —dijo  el  jefe


           guerrero,  no  sin  amabilidad,  aunque  la  inquietud  se

           distinguía  en  su  tono—.  Tu  creencia  de  que  los  meros

           sentimientos entre un hombre y una mujer son suficientes

           para construir un buen matrimonio no dice mucho de tu


           juicio.  Dejado  a  tu  propia  voluntad,  ¿qué  cosas  poco

           sabias podrías hacer?



                 Randwar abrió la boca. Antes de que tuviera tiempo

           de enfadarse, Hathawulf le puso una mano en el hombro


           y siguió hablando, mientras sonreía con algo de tristeza:



                 —No pretendía insultarte. Sólo quiero que lo pienses

           dos veces. No está en tu naturaleza, lo sé, pero te pido que

           lo intentes. Por Swanhild.



                 Randwar demostró que podía contener su lengua.



                 Cuando regresaron, Swanhild corrió al patio. Agarró

           la rodilla de su hermano. Soltó en torrente su impaciencia:




                 —Oh, Hathawulf, está bien, ¿no? Dijiste que sí, sé que

           lo hiciste. Nunca me has hecho tan feliz.



                 El resultado fue una gran fiesta de bodas que agitó y

           estremeció Heorot aquel otoño. Para Swanhild sólo había

           una sombra, que el Errante se encontrase en otro lugar.

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