Page 800 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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casi el único que caminada recto y con orgullo. Sin tener
en cuenta lo práctico, el hombre se había envuelto en una
toga, limpia y de color barro, el cuerpo desnutrido.
Burhmund se inclinó y le habló:
—¿Qué se le ha metido en la cabeza? —murmuró
Clásico. Inmediatamente se dio la vuelta y sonrió a
Everard. Debía de haber recordado que el recién llegado
le oiría. Las fricciones entre aliados no debían mostrarse
a los extraños.
Tengo que distraerle, o podría ordenarme que me aleje,
pensó el patrullero. En voz alta dijo:
—¿El Imperio galo? ¿Te refieres a esa parte del
Imperio romano?
Ya conocía la respuesta.
—Es la nación independiente de todos los galos. La
he proclamado. Soy el emperador.
Everard fingió estar impresionado.
—¡Os pido perdón, señor! No lo había oído, puesto
que he llegado recientemente.
Clásico sonrió sardónico. Había algo más en él que
vanagloria.
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