Page 874 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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de madera con techo de paja. Cobertizos, graneros, un par
de cuchitriles donde dormían los más humildes y algunos
otros edificios formaban un cuadrado. A cierta distancia
se veía un bosquecillo de árboles añejos, el lugar sagrado
donde los dioses recibían las ofrendas y manifestaban sus
presagios. La mayoría de los recién llegados acamparon
frente a él, ocupando un prado. Cerca, terneros y cerdos
se cocían sobre grandes fuegos, mientras que los
sirvientes repartían cuernos o copas de madera de
cerveza para todos. La hospitalidad ostentosa era esencial
para mantener la reputación de un señor, algo de lo que
bien podía depender su vida.
Everard y Floris se instalaron sin llamar la atención y
se mezclaron con la multitud. Pasando por un hueco
entre los edificios, pudieron mirar al patio toscamente
empedrado. En aquel momento estaba ocupado por los
caballos de los visitantes importantes, que se quedarían
en la casa real. Entre ellos había cuatro bueyes blancos y
el carro del que seguramente habían tirado. Era un
vehículo extraordinario, de hermosa carpintería,
delicadamente tallado. Tras el asiento del conductor, los
laterales sin ventanas se elevaban hasta formar un techo.
—Un carruaje cubierto —murmuró Everard—. Tiene
que ser de Veleda… de Edh. Me pregunto si duerme ahí
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