Page 19 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 19
‐No le doy más de una semana de vida. Así que ten
mucho cuidado con lo que le digas...
‐Me limité a decirle que nuestros talleres han fabricado
este mes quince robots; por favor, hay que procurar que
nadie le diga otra cosa.
‐Según tengo entendido ‐repuso la doctora‐, la cifra
exacta son cinco.
‐No, siete.
No se lo dijo porque ella fuese su médico y una persona
de quien todos dependían, sino por las especiales
relaciones que había entre ambos. Él nunca le ocultaba
nada a Carol: aquél era uno de los vínculos emocionales
que le unían a ella; aquella mujer poseía la rarísima
facultad de adivinar cualquier fingimiento, incluso la
mentira más inocente de la vida diaria. ¿De qué hubiera
servido tratar de engañarla, pues? Carol no quería
palabras bonitas: la verdad era para ella lo más
importante. Y de nuevo la había obtenido.
‐Entonces, eso quiere decir que no podremos servir el
cupo ‐comentó ella en tono indiferente.
Él asintió.
‐En parte, eso se debe a que nos han pasado un pedido
de tres del tipo VII y esto plantea un problema en el taller.
Si todos hubiesen sido tipo III o IV...
Pero no ocurrió así; nunca pasaba ni pasaría. Jamás.
Mientras durase la guerra en la superficie.
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