Page 225 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 225
resuelta en favor de este último; en la penumbra de la
habitación, la máquina presentaba el aspecto exterior de
un televisor corriente, según el plan de quienes la
construyeron durante la guerra para situaciones de
emergencia como aquélla... cuando, debido a una
reacción defensiva demasiado rápida por parte de los
atacados, una vez cumplida su misión mortífera la
máquina no pudiese escapar según estaba previsto.
La máquina permaneció allí en la semioscuridad,
mientras al pie de la ventana forzada el robot modelo VI
lanzaba una y otra vez su mensaje. En el vestíbulo, frente
a la puerta del dormitorio, la apretada falange de robots
montaba guardia, dispuestos a impedir la huida de
cualquier persona o cosa que intentara abandonar el
escenario del crimen.
Allí esperaron... hasta una hora después, cuando
Webster Foote, tras identificarse como funcionario de la
policía, se abrió paso entre el grupo de robots que
montaban guardia ante el dormitorio y entró en éste.
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Había sido avisado por una frenética llamada del viejo
Stanton Brose, que parecía medio loco; la imagen de Brose
se agitaba histéricamente en la pantalla, con
espasmódicos movimientos de un pseudo‐Parkinson sólo
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