Page 44 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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sacaba una cabeza de altura y tenía un cuerpo ágil y
esbelto. Escamas de color verde musgo le cubrían el
cuerpo desde la cabeza hasta la punta de la cola,
disipándose en un tono más claro en el vientre. Tenía
el rostro liso, sin nariz, ni labios, ni orejas visibles; tan
solo agujeros para respirar, agujeros para oír y una
pequeña hendidura como boca. Un mechón de
plumas multicolor le cubría la cabeza como una crin
corta y alegre. Tenía el pecho plano como el de un
hombre humano, pero el contraste entre la fina
cintura y los musculosos muslos saurios creaban la
ilusión de unas caderas femeninas (aunque Rosemary
sabía que esa impresión también provenía de un
prejuicio cultural; los machos aandrisk tenían la
misma fisionomía que las hembras, tan solo eran más
pequeños). Las piernas estaban ligeramente
combadas, como si estuvieran listas para saltar, y los
dedos de las manos y de los pies terminaban en garras
gruesas y romas. Cada garra estaba pintada con
descuidados remolinos de oro, y parecían limadas.
Vestía un par de pantalones sueltos y caídos, y una
camisa que se sujetaba con un botón. Rosemary
recordó al profesor Selim explicando que los aandrisk
solo vestían ropas para hacer que otras especies se
sintieran más cómodas. Entre la ropa, el acento y el
apretón de manos, Rosemary tenía la impresión de
que Sissix había estado con humanos desde hacía
mucho tiempo.
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