Page 495 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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era. Deseó que pudieran ser los quelin los que estaban
asustados.
Lo empujaron sin cuidado hacia un pozo vacío.
—No —suplicó, tratando de reprimir el temblor de su
voz—. No hasta que me hayáis dicho qué he hecho.
Soy un ciudadano de la CG, y tengo mis…
Un instante más tarde, deseó no haber dicho nada.
Uno de los quelin lo agarró con las extremidades
superiores y lo apretó de espaldas contra su torso
blindado. Unas extremidades segmentadas se
cerraron sobre su cuerpo como una jaula de alambre.
El otro quelin agachó la cara hasta el suelo,
aplanándose hasta parecer una tabla. Corbin no se
había fijado en lo dura que era la coraza de sus
cabezas. Una cúpula curvada de color azul negruzco,
desgastada y gruesa, repleta de antiguos arañazos.
El quelin cargó contra él. La cabeza abovedada le
golpeó el pecho como un ariete. El dolor le inundó el
cuerpo. Se ahogó con su propio aliento y salpicó de
saliva la cabeza del quelin. A este no pareció
importarle. La cosa se retiró, y volvió a embestir.
«Oh, no, por favor, no…»
Oyó cómo se le rompían las costillas antes de notar
dolor. Se oyó llorar antes de darse cuenta de que lo
hacía. Colgó como un saco contra las patas del quelin,
pero este lo sostuvo erguido. El otro quelin volvió a
cargar.
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