Page 55 - Limbo - Bernard Wolfe
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—¡Pero este señor Theo es un hombre tan
amable, tan encantador! No hay ninguna
amenaza en él, no molestaría ni a una araña.
—Realmente el tipo habla bien, pero todo eso
acerca de cruceros de entrenamiento y de la flora
y la fauna... me suena a inverosímil.
—Usted ve lo inverosímil por todas partes,
doctor, esta es la característica de la tonicidad.
Martine volvió la cabeza... Ooda, de pie en las
sombras de dentro, inmóvil y ansiosa.
Alargó una mano, la atrajo hacia él.
—Veo algo más: un gran brazo que escupe
llamas y una gran mano terminada en afilados
dientes. Eso podrían ser armas terribles. Peores
que una honda. O que una apisonadora.
—¿Qué sospechas hay en todo ello? A mí me
parece muy simple: todos los hombres de su país
están enamorados de las máquinas, construyen
todo tipo de máquinas, muy bien, esos brazos y
piernas no son más que las máquinas de juguete
que les gusta construir.
—En una ocasión viste lo que tales juguetes
pueden hacer. ¿O no recuerdas a qué se parecían
Johannesburgo y Durban y Ciudad del Cabo
después de que mi gente pasara por allí jugando
con ellos?
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