Page 51 - Limbo - Bernard Wolfe
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terribles sucesos. El EMSIAC, las bombas de
hidrógeno, el polvo radiactivo, los aviones
supersónicos. Recuerdo muchas cosas. Dijeron
que Johannesburgo no era más que un montón de
cenizas.
El anciano se detuvo confuso: sus músculos
estaban rígidos por la tensión, era un esfuerzo tan
horrible mentir. Especialmente a una persona tan
agradable y amistosa como este Theo. Deseaba
echar a un lado todos sus subterfugios y hablar
francamente con el buen hombre, contárselo todo.
Pero, además de otras buenas razones, Martine
estaba escuchando.
—Sí —dijo Theo gravemente—. Durante algún
tiempo en el transcurso de la guerra serví en
África. Vi con mis propios ojos lo que le ocurrió a
Johannesburgo. A Johannesburgo y a muchas
otras ciudades.
Se dio cuenta de que Ubu estaba mirando a su
cuerpo.
—¡Oh! —dijo—. ¿No ha oído hablar usted del
Immob?
—¿El Immob?
—Sí. Lo que hay detrás de estos brazos y
piernas.
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