Page 597 - Limbo - Bernard Wolfe
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de  malta  ácida,  antiguamente   su  whisky



            preferido;  en  la  LIBRERÍA  DE  LAS  CUATRO


            ESTACIONES DE BOBBIE REITZ todos los libros


            de bolsillo Immob y textos que pudo encontrar,


            todo desde Tolstoi a Helder; en la PANADERíA


            DE  DOTTIE  CLARK  una  caja  de  pastelillos  de


            chocolate envasados al vacío, el plato fuerte de su


            glotonería  infantil;  en  la  ESTACIóN  DE



            SERVICIO DE JAM MAHER algunas cápsulas de


            energía de reserva para su coche; finalmente, en


            la  CAFETERÍA  DE  LA  ESQUINA  DE  JOHN


            MUNDY dos hamburguesas que se comió sobre


            la  marcha.  Ahora  podía  mantenerse  oculto


            durante  meses,  si  era  necesario.  Cinco  o  seis


            meses,  de  todos  modos.  Recordó  el  plazo  que


            había dado Vishinu: el mundo estaba sentenciado


            a muerte para dentro de unos pocos meses, cinco



            o seis.


                  ¿Dónde,  ahora?  ¿Dónde  podía  uno  eludir  el


            océano  Martine?  Las  montañas,  por  supuesto.


            Pero primero, pensó con una repentina aprensión,



            no iba a hacerle ningún daño jugar al hijo pródigo


            durante  algunos  minutos  y  echar  un  vistazo  al


            viejo hogar. Asegurándose a sí mismo que era una


            tontería, volvió a subir al coche y condujo hacia la


            Universidad.



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