Page 631 - Limbo - Bernard Wolfe
P. 631

sentado  en  la  cama,  todas  sus  débiles  energías



            movilizadas  por  la  furia,  y  había  empezado  a


            gritar a pleno pulmón, solicitando, exigiendo... no


            silbando,               no         gimoteando,                   sino          gritando


            imperiosas  e  impotentes  órdenes.  Ella  no


            consiguió calmarle y finalmente, presa del pánico,


            llamó  al  doctor.  Como  remate  de  toda  aquella


            ignominia el doctor le administró una inyección



            de  un  enérgico  compuesto  de  opio:  todavía


            recordaba  cómo  su  madre  le  había  mantenido


            sujeto en la postura apropiada mientras el doctor


            acercaba su brazo con la aguja hipodérmica, y en


            una  especie  de  alucinada  percepción  creyó  que


            era su madre quien se inclinaba sobre él con una


            aguja asesina en su mano, una aguja, un cuchillo,


            una  daga,  algo,  y  él  había  gritado  de  terror.  Y


            después  de  eso,  en  años  posteriores,  la  misma



            escena se le había aparecido recurrentemente en


            sus sueños... a menudo era alguna ominosa figura


            de mujer abriéndose paso a través de la pesadilla


            y avanzando hacia él con un cuchillo o una aguja.


            Y  de  este  modo  (oh,  sí,  ese  enfermante


            pensamiento se le había ocurrido en una ocasión


            mucho  más  tarde,  durante  su  psicoanálisis:  lo



            había  rechazado  enérgicamente),  quince  años


            más tarde, había elegido por su propia voluntad



                                                                                                      631
   626   627   628   629   630   631   632   633   634   635   636