Page 636 - Limbo - Bernard Wolfe
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debajo de él no existiese el profundo deseo de
sentirse negado, de provocar esas negativas: bajo
la protesta está el anhelo... una estrategia para
tratar el dolor. A la larga, los pasteles de chocolate
negados se convirtieron en mitos, y cuando uno
se aferraba a ellos llegaba el dolor, y por último
uno se convertía en un adicto al dolor, el cual, a
través de la fantástica alquimia de lo inconsciente,
se convertía en placer, que era secretamente
alimentado bajo una capa de pucheros de
indignación...
Era verdad. Una nauseabunda, humillante
verdad. Porque, si un hombre había sido
realmente ofendido en su indiferencia al ser
negado por sus padres, y no sentía
masoquistamente la necesidad de ser ofendido,
podía arreglar con facilidad las cosas al alcanzar
la madurez rodeándose de un entorno vital en el
que no resultase ofendido. Era bastante fácil
escoger amigos y amantes que no lo rechazasen a
uno como habían hecho con anterioridad sus
padres. El, en cambio, había buscado a una mujer
fría y se había casado con ella (y había abreviado
su psicoanálisis al hacerlo): una gran parte de su
tensión con Irene, algunas de sus peores peleas
con ella, fueron motivadas por asuntos de
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