Page 142 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Sin embargo, el ruido fue creciendo en intensidad
con tanta rapidez que en pocos segundos se
encontró a sí mismo levantado y alerta.
Definitivamente, ahí fuera pasaba algo: el sonido
era similar al que produce una ola gigante
avanzando por la costa; se acercaba desgarrando
los árboles más pequeños y generando un tumulto
estrepitoso. Empezaba a tener la fuerza suficiente
como para que una repentina oleada de pánico le
recorriera todo el cuerpo.
Joe agarró la pistola con fuerza. Bien fuera por el
cansancio o por otra cosa, de repente todo su miedo
se había transmutado en una rabia encendida,
acompasada por un ruido que era ya una algarabía
estridente que hacía temblar el suelo de madera. Joe
se lanzó hacia la puerta de la casa con el dedo en el
gatillo y el rostro encendido por una furia
repentina. Cuando la abrió, sin embargo, se
encontró con un espectáculo totalmente
inesperado.
Era una estampida, si alguna vez había visto una.
Ciervos y coyotes corriendo juntos en dinámica
confusión en una cantidad tan impresionante que la
nieve conformaba una especie de nube de polvo tan
fino que parecía una lluvia de harina. Los ciervos
parecían entregados a alguna danza
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