Page 143 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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enloquecedora, con sus ojos negros centelleando en
sus cabezas adelantadas como arietes. Había un
temor profundo en su manera desbocada de correr,
en la forma en que saltaban por encima del capó del
coche para sortearlo, en su avance trepidante. En un
momento dado apareció una pareja de pumas. Joe
trastabilló, súbitamente asustado; sin embargo, el
miedo duró apenas unos instantes. Enseguida
comprendió que los pumas no estaban interesados
en él; ni siquiera en los ciervos. La única realidad
era que tanto depredador como presa corrían juntos
con el único objetivo de poner tierra por medio.
Joe los admiró hasta que desaparecieron por el
camino, con su marcada musculatura y su pelaje
negro en contraste con la nieve límpida, tan blanca.
Cuando la fascinación hubo pasado, Joe descubrió
que la estampida incluía ahora también lobos; lobos
y cabras montesas que avanzaban dando
prodigiosos saltos entre los alces y los ciervos.
Todos corrían.
Huían de algo.
Joe permaneció allí varios minutos, absorto en lo
que veía. Había mirado hacia el horizonte buscando
señales de fuego o columnas de humo, pero el aire
era fresco y limpio y en el cielo no había más que
nubes y estrellas; un incendio cercano habría
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