Page 139 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
P. 139

como si estuvieran vivos, pero de alguna manera se


            las  compuso  para  apretar  los  brazos  contra  los


            laterales  hasta  recobrar  el  control.  Pronto  se


            encontró  otra  vez  arriba,  ocupado  tan  solo  en


            respirar en una habitación que, le parecía, olía a aire


            de montaña.



            Joe cerró el agujero.




            La pistola era algo, desde luego, y a pesar del ahogo


            y la tensión recién vivida, lo reconfortaba tenerla


            allí a su lado. A la luz de la electricidad, lejos al fin


            de aquel sótano inmundo, no parecía tan grande,


            sino más manejable y no tan extraña. Después de


            solo  unos  instantes,  Joe  ya  estaba  seleccionando


            clavos para ponerlos en el cargador.




            Los  que  no  tenían  la  sustancia  verde  fueron  los


            primeros  que  seleccionó.  Los  otros  parecían  más


            endebles, como afectados por el moho. Resultaban


            incluso desagradables, pero al acabarse los clavos


            limpios terminó de rellenar el cargador con ellos, de


            todas  formas.  Cuando  hubo  acabado,  cerró  el


            cajetín y sostuvo el arma en las manos, algo más



            satisfecho.



            «Si la hubiera tenido antes…».



            «Si la hubieras tenido antes —respondió una voz


            dentro  de  su  cabeza—,  David  Wright  tendría  un


            agujero de nueve pulgadas entre los ojos».



                                                                                                          138
   134   135   136   137   138   139   140   141   142   143   144