Page 152 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
P. 152

dolor,  y  por  fin,  con  un  estruendoso  sonido  de


            desgarro,  se  deshizo  en  el  aire  en  un  millar  de


            pequeños parches oscuros. Joe, ahora con la boca


            abierta, contempló cómo se desvanecían en el aire


            como si fueran volutas de humo.



            Luego… Luego, el silencio.




            Joe  se  llevó  una  mano  temblorosa  a  la  cara;


            necesitaba  frotarse  los  ojos.  Ahora  que  la  forma


            había  desaparecido,  su  mente  occidental  del


            siglo XXI le chillaba con cierta desesperación que,


            en realidad, nunca había estado ahí; que tanto las


            paredes como el suelo volvían a tener color; que no


            quedaba  ni  un  solo  rastro  de  aquella  viscosidad


            negruzca y que el pelo estaba otra vez en su sitio.



            Sin embargo, Joe sabía lo que había visto. Acababa


            de pasar. Y si había desaparecido había sido…



            «Por los clavos».



            ¿Había  sido  la  pistola?  Entonces,  ¿por  qué  de


            repente había funcionado? Joe la contempló como



            si aquella pieza artesanal y de aspecto descuidado


            acabara  de  obrar  un  milagro.  Y  entonces,  se  le


            ocurrió algo.



            «Los clavos… Los…».



            Abrió el cajetín del cargador y miró los clavos. Eran


            todos  verdes.  Los  clavos  normales  habían






                                                                                                          151
   147   148   149   150   151   152   153   154   155   156   157