Page 160 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Y hacía frío: hacía tanto frío que le costaba trabajo


            pestañear.



            Joe salió al salón. Había olvidado que ya no tenía


            puerta; la nieve se había extendido por el interior


            formando  un pequeño montículo. Era tan pura  y


            estaba tan llena de matices y destellos que parecía


            algún  tipo  de  sedimento  calcáreo.  El  viento



            nocturno atravesaba el umbral cargado de un frío


            intenso y agudo como un estilete.



            Joe  no  sabía  si  el  monstruo  (o  los  monstruos)


            volvería también esa noche. Había una posibilidad


            de  que  hubiera  vencido  al  invierno,  después  de


            todo; que la pesadilla hubiera terminado. Si ese era


            el caso, aún podía arreglarlo todo.




            Debía… Necesitaba agarrarse a eso.



            Dedicó  las  tres  horas  siguientes  a  trabajar.  Lo


            primero que hizo fue encender un buen fuego; las


            llamas  prendieron  con  dificultad  (utilizó  toda  la


            madera de la puerta que el monstruo había hecho



            estallar y un par de troncos), pero acabaron altas y


            majestuosas,  y  pasó  unos  buenos  diez  minutos


            sintiendo  cómo  el  calor  penetraba  a  través  del


            abrigo, tan embriagador como esencial. No se había


            dado cuenta de cuánto frío había soportado hasta


            que sintió el calor en los dedos; casi tuvo que rozar


            las llamas para volver a sentir la calidez del fuego.




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