Page 324 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Si no eran reales, ¿cómo iba él a imaginar aquello?


            ¿Cómo podía su mente ser capaz de conjurar todas


            aquellas imágenes llenas de detalles espeluznantes?



            —¡Joe,  no  son  reales!  ¡Vamos,  cierra  los  ojos  un


            momento y…!




            Pero Joe no quería escuchar más. Intentó retroceder,


            pero Allen lo tenía cogido con ambas manos. Los


            espeleólogos muertos estaban ya a tres metros. Casi


            podía oler el hedor pútrido y profundo de su carne.



            —¡SUÉLTAME!                           ¡¿QUÉ               HACES,                 ALLEN?!


            ¡SUÉLTAME, COÑO!



            De  pronto  se  dio  cuenta  de  lo  que  pasaba.  Allen



            había sucumbido a la paranoia, se había rendido a


            la cueva y sus emanaciones y quería arrastrarlo con


            él.



            —¡SUÉLTAME, ALLEN, SUÉEELTAAAMEEE!



            Dos metros. El sonido de sus gargantas anegadas



            en sangre le llegaba claramente a los oídos.



            —¡JOE!



            ¡JOE, JOE, JOE, JOE!



            El  pánico  le  insufló  nuevas  energías.  Retrasó  un


            brazo y acertó a Allen en la cara con un desmañado



            puñetazo. Allen echó la cabeza hacia atrás, pero Joe


            no consiguió deshacerse de su presa. Las manos de


            los espectros estaban ya casi encima, y Joe caía en


                                                                                                          323
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