Page 341 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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—¿Qué cojones es esto, tío? —decía. Tenía los
brazos extendidos, como un predicador—. ¿Qué ha
pasado?
Cuando se volvió, tenía lágrimas en las mejillas.
Ahora que lo veía con la luz del día se daba cuenta
de lo sucio que estaba. Toda su ropa estaba cubierta
de polvo y barro.
—Esto… no puede ser real, Allen —dijo Joe. Pero
en su fuero interno sentía otra cosa. Oh, aquello no
era como los espeleólogos muertos. Olía el humo, el
fuego, sentía el calor abrasador de las llamas y el
polvo y el hierro de las vigas.
Porque hacía calor. Mucho. Joe empezaba a notarlo
rápidamente. El sol parecía enorme en el cielo, y en
la línea del horizonte, los edificios cimbreaban por
efecto de la distorsión del calor.
—¿Hemos perdido, Joe? —dijo Allen—. ¿Es eso lo
que ha pasado?
—No… ¡No! No digas eso.
—¿Qué ciudad es esta? ¡Está…! ¡Está arruinada,
Joe!
—Yo…
—¡Destruida!
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