Page 342 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Joe empezó a desabrocharse los botones del abrigo.
La temperatura se hacía insoportable por
momentos.
—Allen…, esto puede no ser real, como todo lo
demás…
—¿Cómo puede no ser real? —graznó Joe—. ¡Mira
ahí arriba, es el sol! ¡Mira las llamas, el humo! ¡Mira
allí!
Mientras señalaba, parte de la fachada de un
edificio se desplomó y levantó una nube de polvo.
Los ladrillos y el hormigón cayeron como a cámara
lenta y se perdieron en la neblina amarillenta que
cubría la calle. El sonido, amortiguado y
retumbante pero aún clamoroso, llegó hasta sus
oídos.
—¿Y eso, Joe? ¿Eso también puede no ser real? ¡Lo
has oído como yo!
—Sí, Allen… —dijo Joe, bajando
intencionadamente la voz al ver la excitación de su
amigo—. Pero también escuchábamos a los
espeleólogos muertos… Hasta podríamos haber
escuchado un tren en aquella vía, si el Pozo hubiera
querido.
—¡Vale! Si no es real… ¿te importa arrojarte a la
calle? ¿Eh? ¿Quieres?
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