Page 409 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Allen. Este blande la daga como lo haría un pirata
subido al palo mayor de su navío, superado por el
enemigo. Pero se ríe.
Joe se vuelve. Se quedará con esa imagen aunque su
vida dure solamente diez minutos más, pero no
verá a Allen caer. Está alejándose e intentando
localizar el corazón cuando escucha un grito
agónico que se va perdiendo en la distancia. Solo
espera que el archidemonio no haya devorado el
alma de su amigo, lo que supondría un final
definitivo para este. Espera… Desea… que Allen
haya optado, en cambio, por arrojarse al vacío.
El corazón no está ahora tan lejos. Sigue en su trono
borgoña, cúspide de la catedral ósea. Casi podría
intentar un disparo, pero solo tiene tres clavos y
decide arriesgarse a llegar un poco más lejos. Cada
paso incrementa sus probabilidades de éxito, así
que se lanza a una carrera entre todas las bolsas
huevo que tiene delante, furioso y sometido por
una horrible sensación de vacío por la muerte de
Allen. Joe sabe desde hace tiempo que estaban
condenados, pero no había asimilado el hecho de
manera consciente y la pesadumbre lo invade.
Corre. Corre tanto que la espalda protesta y
amenaza con quebrarse, a juzgar por los latigazos
de dolor que lo torturan. Entonces se inclina un
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