Page 406 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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sobre la superficie, y cuando lo hace percibe una


            vibración  interior,  como  la  de  una  cañería.  En su


            mente,  Joe  imagina  miles  de  litros  de  sangre


            humana siendo bombeada a través de esos tubos y


            tuerce el gesto, asqueado.



            Sin  embargo,  el  tubo  es  tan  cálido  como  firme, y


            cuando se sube a él confirma que puede mantenerse



            sin         resbalar.             Joe         empieza               a       desplazarse,


            abrazándolo con tanta fuerza como puede, y Allen


            lo sigue; ninguno quiere, o se atreve, a mirar abajo.


            La  cosa  funciona  muy  bien  hasta  que,  cerca  del


            final,  el  tubo  empieza  a  ascender  y  el  avance


            requiere un esfuerzo considerable. A Joe le duelen


            los  brazos;  tiene  que  detenerse  a  menudo  para



            descansar y esperar a que remitan los pinchazos.



            —¡JOE!  —grita  Allen  detrás  de  él.  Joe  no  puede


            girarse para mirar, pero no le hace falta. Cuando


            levanta  la  cabeza,  lo  ve.  Es  el  archidemonio,  que


            está subiendo hacia ellos desde la plataforma en la


            que estaban un momento antes. La criatura no tiene


            ojos, es difícil precisar siquiera si mira hacia ellos o



            en todas direcciones a la vez porque es básicamente


            una mancha negra con una forma ovalada, siempre


            cambiante.  Sin  embargo,  de  una  manera


            inequívoca, Joe sabe que los está mirando. Lo siente


            en el estómago y en la nuca. ¿Cómo?, se pregunta.






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