Page 88 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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kilos.  Descender  en  la  oscuridad  con  la  linterna


            apresada  entre  los  dientes,  sin  embargo,  le  hizo


            sentirse extraño. ¿Cuánto tiempo hacía que nadie


            pisaba  aquel  sótano?  Ni  siquiera  podía  ver  las


            paredes,  como  si  estuvieran  alejadas  muchos


            metros,  consumidas  por  una  oscuridad  casi


            tangible.  Su  mente,  de  pronto,  invocó  amenazas



            invisibles  del  tipo  que  crecen  entre  las  sombras,


            como las pesadillas que un niño imaginaría desde


            su cama en un cuarto oscuro. Pero luego conjuró


            también miedos más adultos, como alimañas que


            hubieran encontrado una forma de acceder desde el


            exterior, buscando calor y cobijo. Era más probable,


            pero no menos aterrador, sobre todo teniendo un


            botiquín bastante rudimentario y tan alejado como


            estaba  de  cualquier  ayuda  médica.  Imaginó  que



            algún  animal  le  daba  una  fuerte  dentellada  en  la


            pierna,  y  casi  de  inmediato  experimentó  una


            acuciante premura por llegar abajo. En cuanto puso


            los  pies  en  el  suelo  barrió  la  habitación  con  la


            linterna. Cuando las sombras se disiparon y el haz


            reveló  muebles,  cajas  y  estantes  abarrotados  de


            cachivaches  se  sintió  mucho  mejor.  No  había



            monstruos  abyectos  ocultos  en  la  penumbra.  No


            había nada, ni nadie, que viniese cuando hace frío.



            Se rio de su propia ocurrencia.







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