Page 89 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Era un sótano, en efecto, y no tan grande como
parecía. Estaba dividido en dos áreas: en un
extremo había trastos viejos, muebles y sillas
diversas (la mayoría en muy mal estado), y en el
otro había una mesa de trabajo con algunas
herramientas pulcramente ordenadas en una
estantería. Esa zona estaba totalmente despejada,
como si el viejo abuelo Cerón hubiera dedicado
tiempo a trabajar allí.
Joe buscó con cuidado entre los trastos. Había ropa
echada a perder y cosas como botas viejas y
raquetas para la nieve. Aunque la mayoría de estas
últimas mostraban desperfectos, eran trabajos
puramente artesanales, y Joe las sostuvo un rato
entre las manos, admirando el talento y el esfuerzo
que había implícito en ellas. Casi podía imaginar al
abuelo Cerón Harper trabajando la madera y la
tripa para componer el delicado entramado que
tenía delante. Encontró también lámparas de aceite,
jarras de latón, una caña de pescar y un buen
montón de libros. La mayoría estaban en francés y
tenían títulos extraños, pero otros eran obras
clásicas. La Odisea de Homero, La Eneida o la Divina
Comedia de Dante Alighieri. Este último volumen
tenía una tapa fea, oscura y rugosa, como una
especie de cuero antiguo que alguien hubiera
tratado con aceite. Joe arrugó la nariz.
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