Page 99 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Joe estiró el jersey que llevaba puesto para taparse
la nariz. ¿Qué era esa peste? Su atención se dirigió
directamente al bulto negro, y de pronto se
sobresaltó. Por un infinitesimal segundo le había
parecido que su vista periférica percibía un
pequeño movimiento, tan vago como impreciso. Se
había movido, levemente, o eso creía. Se quedó
mirándolo como congelado, esperando que
volviera a ocurrir.
Pero no se movió.
«Porque solo es un bulto».
«Un bulto que lleva años guardado».
«Estoy alucinando. Me he envenenado comiendo
algo, eso es todo. O eso, o es el mal de la montaña.
Es…».
«El Pozo. El Pozo».
Joe se acercó con prudencia al extraño bulto. Desde
luego, ahora que tenía la certeza de que la
pestilencia venía de la caja, el paquete negro le
recordó a la forma ligeramente achatada que deja
un envoltorio de papel con dos kilos de picadillo de
carne, como una albóndiga gigante aplastada.
No quería tocarlo con las manos. Ahí dentro debía
de haber algo podrido.
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