Page 17 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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llegaron cerca muchas veces y en una ocasión nos
mojaron hasta el tobillo. Llovió durante seis de esos nueve
días. El equipo de supervivencia de la cápsula incluía una
manta de plástico, que se convirtió en nuestro techo. Se
combaba en el centro, y el agujero que hicimos allí permitía
que el agua corriera, manteniéndonos casi secos y
ofreciéndonos una provisión de agua dulce. Bastaría con una
ola mínimamente decidida para que pudiéramos decirle
adiós al techo; pero ambos teníamos confianza en las
paredes, que casi tenían dos metros de espesor en la base y
como contorno un metro de grueso en la parte más alta.
Después de terminar, nos sentamos en el interior y
admiramos nuestra obra durante una hora, hasta que nos
dimos cuenta de que ya no teníamos nada más que hacer.
—¿Y ahora qué, Jerry?
—¿Ess?
—¿Qué hacemos ahora?
—Ahora esperar, nosotros. —Dijo el drac, indiferente—.
¿Otra cosa qué, ne?
Yo asentí.
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