Page 21 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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Había murmurado algo sobre excremento de kiz y mis
papilas gustativas antes de perderse a la lejos. Desde
entonces yo había elevado la altura de las paredes de la
charca, esperando que una mejor protección contra las
inclemencias del tiempo aumentara el rebaño. Miré debajo
de varias rocas, pero no me pareció que su número hubiera
aumentado. Y, nuevamente, me fue imposible forzarme a
tragar uno de esos bichos. Volví a poner en su sitio la roca
cuya base estaba examinando, me levanté y miré hacia el
mar. Aunque la eterna capa de nubes seguía negándole a la
superficie el calor de los rayos de Fyrine, no llovía y la
neblina de costumbre se había dispersado.
Más allá del lugar donde yo había llegado a la playa, el
mar continuaba hasta el horizonte. Entre ola y ola el agua era
tan oscura como el corazón de un prestamista. Líneas
paralelas de enormes olas se formaban aproximadamente a
cinco kilómetros de la isla. El centro, según mi posición,
rompería en la isla, mientras el resto seguiría su curso. A mi
derecha, en línea con las olas distinguía con dificultad otra
pequeña isla a unos diez kilómetros de distancia. Siguiendo
el curso de las olas, miré a lo lejos y a mi derecha, donde el
color gris blanco del mar debía confundirse con el gris claro
del cielo, había una línea negra en el horizonte.
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