Page 131 - El Jugador - Iain M. Banks
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adueñó de su mente. Tuvo que pasar algún tiempo antes
de que recordara que había ganado la partida de
Acabado. La victoria nunca había sido tan amarga.
Desayunó a solas en la terraza viendo como una
flotilla de veleros avanzaba por el fiordo con sus velas
multicolores hinchadas por las frescas ráfagas de la brisa.
Cada vez que cogía el cuenco o la taza sentía un leve dolor
en la mano derecha. Cuando estrujó entre sus dedos la
tarjeta del juego de Posesión al final de la partida faltó
muy poco para que se hiciera sangre.
Se puso pantalones, un faldellín y un intermedio entre
chaqueta y gabardina y fue a dar un largo paseo. Bajó
hasta la orilla del fiordo y fue avanzando a lo largo de
ella, dirigiéndose hacia el mar y las dunas barridas por el
viento donde se encontraba Hassease, la casa en la que
había nacido y en la que seguían viviendo algunos
miembros de su numerosa familia. Caminó por el
sendero de la costa que llevaba a la casa dejando atrás las
siluetas retorcidas de los árboles deformados por el
viento. La hierba suspiraba a su alrededor y las aves
marinas lanzaban sus gritos melancólicos. La brisa era
bastante fresca y las nubes se movían velozmente por el
cielo. Si observaba el mar más allá de la aldea de Hassease
podía ver las cortinas ondulantes de lluvia que caían
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