Page 150 - El Jugador - Iain M. Banks
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Se apartó de la pared dando la espalda a los bloques
de arenisca y las perlas cultivadas. Sus zapatos
repiquetearon sobre las baldosas del suelo. Volvió a
contemplar la plaza iluminada por el sol. El tzile seguía
durmiendo. Gurgeh podía ver el lento movimiento de las
mandíbulas de la criatura, y se preguntó qué palabras
estaría articulando en sueños.
‐‐No sabré nada hasta dentro de algunas horas ‐‐dijo
Chamlis. La tapa de la pecera se cerró. La unidad guardó
el recipiente de la comida para peces en un cajón de la
mesita de líneas esbeltas y frágiles que había junto a la
pecera‐‐. Las dos naves están bastante lejos... ‐‐Chamlis
dio unos cuantos golpecitos en un lado de la pecera con
un campo plateado y los peces fueron hacia allí para
investigar la causa de aquel ruido‐‐. Pero... ¿Por qué? ‐‐
preguntó la unidad volviéndose hacia Gurgeh‐‐. ¿Qué ha
cambiado? ¿En qué clase de problema..., en qué clase de
problema puedes haberte metido? Gurgeh, por favor...
Cuéntame de qué se trata. Quiero ayudarte.
La máquina flotó en silencio hacia el humano. Gurgeh
seguía inmóvil delante de la ventana contemplando la
plaza con las manos unidas detrás de la espalda sin darse
cuenta de que sus dedos se estrujaban lentamente los
unos a los otros. La vieja unidad jamás le había visto tan
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