Page 304 - El Jugador - Iain M. Banks
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actuación de sus subordinados en los juegos.

                  Los  mentores  y  administradores  de  los  colegios


            azadianos ‐‐las instituciones donde se enseñaba el juego‐

            ‐ completaban el resto de asistentes al baile, y tampoco

            tenían que tomar parte en la competición.


                  La noche era un poco demasiado cálida para el gusto

            de Gurgeh. La atmósfera olía a ciudad, y no soplaba ni

            una  ráfaga  de  viento.  La  túnica  era  pesada  y


            sorprendentemente  incómoda.  Gurgeh  se  preguntó

            cuánto tiempo tendría que esperar hasta poder marcharse

            del baile sin que sus anfitriones se sintieran insultados.

            Entraron  en  el  palacio  por  un  umbral  inmenso.  Las


            enormes puertas de un metal reluciente incrustadas de

            joyas  estaban  abiertas  de  par  en  par.  Los  vestíbulos  y

            salones  que  atravesaron  brillaban  con  los  reflejos

            despedidos  por  los  suntuosos  adornos  colocados  en  el


            centro  de  las  mesas  o  suspendidos  de  las  paredes  y  el

            techo.

                  Los invitados eran tan fabulosos como el ambiente que


            les rodeaba. Las hembras ‐‐parecía haber un gran número

            de  ellas‐‐  iban  cargadas  de  joyas  y  vestían  trajes  tan

            soberbios  como  extravagantemente  adornados.  Gurgeh


            observó las dimensiones que alcanzaba la parte inferior

            de aquellos trajes en forma de campana y pensó que si






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