Page 624 - El Jugador - Iain M. Banks
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rodeaban a Gurgeh empezaron a murmurar
nerviosamente.
‐‐Buen tamaño ‐‐dijo Yomonul en tono apreciativo.
La bestia de rayas negras y doradas movía velozmente
sus seis patas avanzando por el embudo. Los chasquidos
que sonaron alrededor de la plataforma de madera
anunciaron que los espectadores se preparaban para
disparar. Gurgeh alzó la culata de su rifle. El trípode al
que estaba unido facilitaba su manejo en aquella potente
gravedad, y también servía para limitar el campo de tiro;
algo que Gurgeh estaba seguro debía tranquilizar
bastante a los siempre vigilantes guardias personales del
Emperador.
El troshae siguió corriendo por el embudo. Sus patas
se movían sobre el terreno polvoriento a tal velocidad que
parecían manchones borrosos. Los espectadores
empezaron a disparar y la atmósfera se llenó de
nubecillas de humo gris y vibró con el crujir de las
detonaciones. Yomonul apuntó y disparó. Un coro de
gritos rodeó a Gurgeh. Las armas callaron, pero aun así
Gurgeh sintió cómo sus orejas se tensaban reduciendo las
dimensiones del pabellón para amortiguar el estrépito.
Disparó. El retroceso le pilló desprevenido y su proyectil
debió pasar bastante por encima de la cabeza del animal.
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