Page 100 - La Nave - Tomas Salvador
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dice Buani) la energía desde la misma Tierra. Era


            como  si  una  nave  se  dejara  los  motores  y  el


            combustible  en  el  suelo.  Unos  cables,  una


            conducción, un «tránsito» o traslado y...



               Me duele la cabeza, me duelen los ojos, me duelen


            los brazos. Parece como si llevara dentro de mí el


            peso entero de la Nave. No consigo entender cómo


            he podido escribir lo que antecede. Diríase que una



            fuerza  desconocida  me  ha  empujado.  ¿Habré


            recibido el espíritu de mis antepasados en el Libro?


            Ellos  no  eran  hombres  de  ciencia,  por  lo  que  he


            leído;  eran  «escritores»,  eran  hombres  que


            dominaban el significado subjetivo de las palabras.


            Por  eso  he  podido  acercarme  a  ellos.  Ellos  no


            escribían como técnicos, ni como sabios. Sembraban



            palabras  que  yo  he  recogido,  palabras  que  me


            parecían               sin        significado,                que          incluso             no


            comprendía,  pero  que  han  ido  tomando  su  lugar


            cuando las deseo encadenar a otras. ¡Cuánta verdad


            encierra  una  frase  del  historiador  Monte,  de  la  X


            generación: Yo pongo las palabras; Dios, el talento! (El


            historiador Monte era poeta, y he encontrado una


            hoja suelta —usaba papel blanco, el inconsciente—


            con un poema suyo.)



               No puedo más. Deseo marcharme a descansar un



            poco, a respirar sin necesidad de pensar, a pasear


            lentamente por la Nave, tratando de reconstruir su




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