Page 128 - La Nave - Tomas Salvador
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las  condiciones  de  vida  de  los  wit  en  sus


            profundidades. Desde luego, más de la mitad de los


            sesenta  pisos  o  niveles  de  la  Nave  les  pertenece.


            Naturalmente, nosotros tenemos las partes nobles:


            los  grandes  ventanales  y  paseos  de  la  segunda



            cubierta;  las  cámaras  enormes  y  variadas  de  la


            tercera  y  las  residencias  exteriores  de  la  cuarta;


            tenemos los jardines, los observatorios, el Fórum y


            la  nave  desmantelada  llamada  cha‐pell;  tenemos


            cinco montacargas que funcionan y la mayor parte


            de los almacenes.



               Discurro ahora, mientras intento hacer inventario


            de lo que poseemos, que en realidad conozco muy


            poco de la Nave, esta gigantesca estructura de dos


            kilómetros  de  largo,  uno  y  medio  de  ancho  y  un



            tercio de alto. Acostumbrado a los corredores, a las


            cámaras con las puertas siempre abiertas —según es


            ley—,  a  los  jardines  hidropónicos,  sentía  pocas


            apetencias  de  ir  más  lejos,  sabiendo,  como  sabía,


            que todo lo más que podía encontrar serían otros


            corredores, otras cámaras, otros almacenes y otros


            jardines eternamente repetidos.



               Los constructores de la nave ‐‐ellos mismos lo han


            dicho—                   atendieron                   primordialmente                            al


            aprovechamiento minuciosos de todos los rincones,



            de todas las materias. Quizá nuestros antepasados,


            con  mayor  libertad  de  movimientos,  conociendo




                                                                                                           128
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