Page 181 - La Nave - Tomas Salvador
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Tres
LOS PADRES DE LAS FAMILIAS
Siete eran los wit que sentados en el suelo, en
derredor de su camastro, lo contemplaban. Le
costaba distinguirlos, hacer diferentes sus facciones.
Todos parecían igual, angulosos a la luz de los
cilindros: blancos, esbeltos —casi esqueléticos—,
peludos de cara y cabeza, de limpia mirada.
Unicamente uno se distinguía porque su vientre
tenía más de convexo que de cóncavo, y porque su
cabeza relucía, falta de cabellos.
—Bien, kros‐manos‐cortadas —empezó a decir
uno de los siete—; nosotros somos los padres de las
familias del pueblo wit.
—Brisco es madre nada más —argumentó uno,
riéndose.
—Elio, me las pagarás por eso. Te haré tragar el
falux más grande que fabriquen las mujeres de
Luxi.
—¿Por dónde...? —dijo otro.
La broma debía de ser buena, porque todos rieron
largo rato. Al cabo, cesaron las risas. El más anciano
pareció preocuparse por el estado de sus manos, y
hubo de retener el fuerte impulso que le obligaba a
retirarse. El wit examinó las vendas.
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