Page 322 - La Nave - Tomas Salvador
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canto.


            Esperé su llegada. Iba cansado y triste, apoyado


            en su amada, la Sad callada y suave de todos


            conocida.



               —Escucha, Shim; soy Natto y tú ya me conoces.


            Había soñado que la Nave era mía, eternamente


            mía,


            y en tu nombre las cosas han cambiado. ¿Por qué?



            El licor de Brisco me quema en las entrañas


            y casi no razono. Acaso no te hablara si fuera


            más sereno. Y quiero que me entiendas. La Nave


            es mía. Yo soy la voz humana latiendo en los


            metales,


            el grito luminoso en las rampas oscuras


            y el canto de la vida en tribu de guerreros.



            Kalr me insulta y teme, las mujeres me aman y los


            niños me admiran. Yo soy la Palabra, ¿entiendes?


            Esa palabra que no puede callar ni ser callada,


            que debemos cantar para que no se pudra.


            Y que no siendo nada, es tanto, Shim, que yo


            mismo


            la entiendo con asombro y de temor me llena.


            Y yo creía que la Nave era mía, aunque estuviera


            ebrio y Kalr me castigara; aunque el dolor



            rompiera


            mi frente después de las orgías. Pero has llegado


            e hiciste cantar las luces. Y te han reverenciado





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