Page 352 - La Nave - Tomas Salvador
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dices,


            a la sombra del pasado. Y que los cuerpos enteros


            están mejor preparados al recuerdo y la memoria.


            Espero que tú me enseñes, Navarca, ¡no me


            defraudes!



            Un hombre no puede ser de materia aprovechable,


            como los kros lo demandan revertiendo los


            cadáveres.


            Tal es mi ciencia, Navarca: apenas un vago


            impulso,


            un sueño, un duelo de eternidades. Y ayudo, desde


            mi angustia, a los dormidos, que un día


            despertarán.



               Llegaron los primeros cilindros encendidos,


            los inquietos varones de la familia kros,



            los viejos compañeros del fallecido jefe.


            Levitas ayudantes los fueron ordenando,


            colocando


            en hileras, al tiempo que cantaban liturgia


            misteriosa


            y el aire exorcizaban con signos de la mano.


            Llegaron los mancebos que portaban al muerto


            en unas angarillas de púrpura y dorada cubierta,


            seguidos por los gritos de las hembras lloronas;



            llegaron los guerreros, los kros vestidos de blanco,


            los wit vestidos de negro; llegaron los asombrados


            ancianos de los Consejos y una legión de criados.





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